martes, 11 de mayo de 2010

LEYENDA INDIGENA

El Día y La Noche
por Alejo URDANETA
(Leyenda indígena venezolana)
Adaptación literaria de Alejo Urdaneta.

Al principio no había sol ni noche y las cosas no tenían color. Tanto la noche como el día eran patrimonio de dos magos indígenas llamados: “Señor de la Oscura Noche” y “Señor del Sol”. La oscuridad la tenía el “Señor de la Oscura Noche” envuelta en un pañuelo y escondida en una cesta de mimbre. Cuando salía de casa, el “Señor de la Oscura Noche” decía a los indios: “No toquen la cesta, porque si lo hacen desaparecerá la luz y no podrán ver las cosas y se perderán en los caminos”.
Un día el “Señor de la Oscura Noche” salió a pescar y dejó la cesta de la oscuridad en manos de su cuñado para que la cuidase. Le dijo: “Dejo mi cesta a tu cuidado. No andes con ella y no permitas que nadie la toque”.
Cuando se había marchado el “Señor de la Oscura Noche”, el cuñado se dijo: “¿Qué tendrá aquí mi cuñado para que siempre nos esté recomendando que no toquemos su cesta? Vamos a ver qué tiene adentro”.
Al abrir el cesto, comenzó a crecer y desenrollarse una cosita que estaba envuelta en un pañuelo: era una larga cuerda negra. Cuando la cuerda terminó de crecer, todo quedó a oscuras, como si fuera de noche. El muchacho rompió a llorar asustado y huyó por el monte sin saber adonde iba. Luego fue trasformándose en un búho para poder así estar en la noche.
En ese momento, El “Señor de la Oscura Noche” estaba en el palmar recogiendo palmas para su choza cuando de repente vio venir la oscuridad, y dijo al verla: “¡Caramba¡ Mi cuñado ha abierto la cesta que dejé para que la cuidara!”.
Alumbrándose con un manojo de hojas secas encendidas pudo salir del palmar y llegar al río. Cuando regresaba a su casa en la canoa, oyó música en un lugar cercano. Era una melodía de flautas y pitos acompañada de maracas de baile. Se acercó al lugar de la música y descubrió que ese lugar pertenecía al mago llamado: “Señor del Sol”, que tenía en la mano el extremo de una cuerda larga que llegaba desde el sol hasta su choza. Cuando el “Señor del Sol” quería que hubiese luz, solo tenía que tirar de la cuerda y aparecía el sol; pero no siempre podía llamar a la luz de esa manera, y ocurría que el sol permanecía oculto y era de noche. El “Señor de la Oscura Noche” se acercó al otro mago, el “Señor del Sol”, y le dijo: “Ya estoy fastidiado de tanta oscuridad. Te daré una mujer como esposa si logras que sea de día”.
Aceptada la petición del “Señor de la Oscura Noche”, el mago del Sol tiró de la cuerda y se hizo la luz; pero al pasar seis horas volvió a halar la cuerda y regresó la oscuridad.
Dijo entonces el “Señor de la Oscura Noche”: “Seis horas no son sino medio día. Te daré una nueva mujer para que vuelva a salir el sol por otras seis horas. Así tendremos doce horas de sol para hacer un día completo”.
El “Señor del Sol” aceptó la propuesta, pero ocurrió que el “Señor de la oscura Noche” no tenía otra mujer para cumplir su palabra.
“¿Qué haremos ahora?”, se preguntó el “Señor de la Oscura noche”. Y después de pensarlo cortó con un machete el tronco de un árbol y talló el cuerpo de una mujer muy hermosa.
La mujer tallada era de verdad muy hermosa y el “Señor del Sol” se enamoró de ella, pero como era de madera no pudo tomarla por esposa. Y se preguntaba cómo hacer para casarse con ella.
Pasó por el lugar un mono sabio y el “Señor del Sol” le dijo: “Mono sabio, haz que este palo de madera se convierta en mujer para casarme con ella”. No pudo el mono cumplir la petición porque no tenía poderes mágicos.
Llamó entonces el “Señor del Sol” al pájaro carpintero y le pidió lo mismo: que hiciese que la mujer de madera fuese mujer de verdad para casarse con ella.
El pájaro carpintero comenzó a dar picotazos en el tronco tallado y al llegar a cierto sitio del cuerpo de madera brotó un chorro de sangre. Con esa sangre se tiño la cabeza el pájaro carpintero. También el petirrojo tiño su pecho con la sangre que manaba del tronco, y vino el guacamayo e hizo lo mismo. Pronto notaron los pájaros que aquella sangre tenía la particularidad de cambiar de color, y todos los pájaros se teñían el cuerpo de muchos colores.
Al quedar el cuerpo de madera blanco, porque había perdido su sangre, vinieron las garzas y se pintaron de blanco, y otras aves también se tiñeron de blanco. Y por la virtud de aquella sangre de tener todos los matices del color, las cosas todas adquirieron colores diversos para adornar el mundo.
Como acto de gracia por haber brindado con su sangre los colores de la tierra, la mujer que había sido tallada en madera se hizo de carne y nueva sangre, y el “Señor del Sol” pudo casarse con ella.

ALEJO URDANETA, excelente cuentista, ensayista de primera línea, poeta, nació en Caracas en agosto de 1944. Abogado, estudió en la Universidad Central de Venezuela e hizo un post-grado en La Sorbona, en París, en Derecho Internacional y Mercantil.

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1 comentario:

  1. me parece una leyenda muy interesante, ya que habla mucho e interviene mucho la naturaleza y el medio ambiente tambien me parece un buen escritor y poeta por sus cuentos y leyendas..

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